Están ahí,
al acecho,
guarecidas
en las sombras,
dejando asomar
su ruptura
de la normalidad,
incitando
al poema,
bellas
como el olvido,
oscilantes
como el brío
de un columpio,
respiran,
deletrean,
silban
las noticias
de tu pensamiento.
Las sin nombre,
las más
generosas.
Fotografía: Sibylle Bergeman
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