Blogia
ateo poeta

 

Ir por la calle

y dejarse acariciar

por las miradas de deseo.

 

O imaginar que te desean,

que es exactamente igual.

 

Estas altas temperaturas

estivales es lo que tienen.

Se te suben a la cabeza

y te crees que la felicidad

es abundante.

 

 

0 comentarios