Lo están privatizando todo.
Las escuelas y las bibliotecas.
Los hospitales donde se refugia el dolor
y, no obstante, tan necesarios
y paliativos.
Los servicios de extinción
de incendios. Los muy pirómanos.
El suministro de agua
a tanta gente sedienta y alejada,
no por voluntad propia,
de los manantiales.
Las exiguas moradas de quienes aún
se resisten a los líricos techos
de estrellas.
Las flores.
¿Las flores?
¿Pero qué interés pueden tener
en unas simples flores?
Ilustración: Agata Walny
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