Otro suelo
que se derrumba, otra
ambición volviendo al agua,
corriente abajo.
Rondar
entre los pliegues
de un estado insaciable
de apariencias.
¿No sería más sencilla
la provisión de esferas secantes
donde albergar lo más preciado?
Cómo las voces periféricas
pueden arañar su derecho
al jardín de lo mundano.
Fotografía: Andrew Gallo
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