Deseo
que la fotografía en blanco y negro
y el ángulo muerto
desentrañen mi deseo.
Reside voraz en la cadencia
de un pensamiento turgente,
en la vigilia.
La alienación del cuerpo laminado,
la alienación del negativo.
La alienación del sujeto sin las armas
del deseo.
Sé que roturas un suelo yermo
con una precisión metafísica y el fulgor
ultravioleta y los tallos del maíz
y la suerte de la plebe
celebran el equinoccio.
Planean bajo
o exhaustos por una morada, esos aviones
distinguibles a través de la tanza.
También quienes adquieren la obesidad
de la correspondencia en su punto
de anclaje.
Vienes y te vas.
Ni los juguetes eróticos, ni la sal
en la llaga.
Ir, venir, esa perpetua ley.
Mis ojos culminan.
Fotografía: Robert Frank
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