Otra jornada más. Exhausto.
En el ecuador de la vida -y más allá-
uno debería ser sabio, dosificar, sonreír
ante las adversidades.
Que ninguna inercia destruya
el lecho y la vegetación.
Sé que no es fácil, ni siquiera ser consciente
del privilegio.
Si el amor declina
es más probable perder el sentido
y naufragar en un vaso de agua.
El amor: no plan de empresa,
no sofocar las aspiraciones,
ni siquiera dios
venerable.
Práctica, contexto, trance
-más bien.
Por eso: lo que pueden las palabras
aproximar.
Reconstituir: el cuerpo generoso.
Es esta música
la que me regala los oídos
después de las tareas.
Emboscadura, senderos, conversación.
Fotografía: Benoit Courti
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