Me pides noticias de China
y no te las puedo suministrar
muy halagüeñas.
Su meteórica producción
industrial
ha devastado voluntades
y el otrora inmenso y claro
espacio de los pájaros
reveladores.
El puño de hierro
del Estado
no deja títere con cabeza
y persigue a cualquier libélula
de encendida palabra
por alta traición.
El afán acumulativo
teje urdimbres
que corrompen hasta la última
virtud taoísta
de aquella ancestral
gastronomía.
De momento,
la única tranquilidad
que depara el rojo vivo
de los indicadores
(macroeconómicos)
es que apenas amenazan
con aventuras bélicas
allende sus mares
plateados.
¿Y sobre el concepto
de comunismo? Mejor
rebuscar
en las enciclopedias
bellamente ilustradas
con edénicos
jardines.
Ilustración: Qin Tianzhu
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