El amor,
qué gran tontería
química.
(De acuerdo con el boletín
de divulgación.)
No el amor mayúsculo
y superlativo,
ese que se dice
por la humanidad
o por los gatos
con modesta
grandilocuencia.
Ni el que sirve
de práctico envoltorio
en los meses fríos.
Sino el salvaje
e indomable,
el de acepción peligrosa
y droga dura
que quita el sueño
e invita a aullar.
Aún no me explico
por qué no se legaliza
y administra
en farmacias
con su adecuado prospecto
de efectos secundarios.
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