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ateo poeta

 

Tu voz lacónica

al otro lado

del teléfono.

 

Ni siquiera

un par de preguntas

de cortesía.

 

Huyes del amor

como si fuera

un delincuente

al acecho.

 

Sería una estupidez

repetir

los efectos secundarios,

debes pensar.

 

Cuando nos vemos

eres directa

y calculadora

 

y esa bestialidad

nos vapulea

en lo más oscuro.

 

Sé que has trabajado

duro.

 

Tu obstinación.

 

Enseguida me quedo

en silencio,

a solas con mis cuatro

paredes.

 

Esas son tus leyes

y reconozco

su plena

vigencia.

 

 

Fotografía: ateopoeta

 

 

 

 

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