No sé qué añoras
cuando me besas.
Te precipitas hacia mí
o te aseguras
de la proximidad de mi pecho
y de no errar la puntería
al disparar
tus labios.
Nadie desea ponerle
término
a tales arrebatos
aunque claudique
la conciencia.
Al besar de forma ciega
y reiterada
lo más probable
es que desemboquemos
en otro estadio
de desnudez.
Me confunde mucho
toda la ternura
al servicio
del abismo.
Desconozco
cuán sutil y precisa es
tu perspectiva temporal
pero me sumerge
en un sueño ebrio
y sin vergüenza.
Con pocas palabras
das lugar
a un humor
excelente.
Fotografía: ateopoeta
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