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ateo poeta

 

El amor hace aguas, se oxida, trastabillea

con las fechas olvidadas y las cumbres

de tanto por ciento. Se muere

en la ducha, es un panteón de insignes

caídos por un imposible, el barbecho,

la reconfortante ausencia de madre.

Vaga y solicita auspicio forense o es que

acaso podría hacer virtud de una necesidad

imperiosa y siempre traicionada.

Dice la palabra seca y en cualquier

momento purifica.

No hay mejor boceto de la santa

locura de cada día.

 

 

Fotografía: Sofía Santaclara

 

 

 

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