En realidad, todo esto
del arte tan solo es
otra máscara
para cubrir
lo que de verdad
necesito,
el niño que
persiste,
el hombre
que aún no,
la muerte
que nunca.
Es la última
y la mejor
adherida.
La más difícil
de arrancar
pues se confunde
con la propia
piel.
Tampoco
se caen solas
las máscaras
que la anteceden.
Ilustración: Guillermo Martín Bermejo
0 comentarios