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ateo poeta

 

 

Entrar en una pasión salvaje

supone más temeridad

que hazaña.

 

Nada que envidiar a la pluma

arrastrada al ojo del remolino

y luego despedida

sin compasión

hasta yacer al lado

de los demás cuerpos

inertes.

 

 

Ilustración: Riccardo Mannelli

 

 

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