Nos besamos. Nuestros cuerpos se entrelazan.
Golosos. Como serpientes. Impaciencia.
Entonces ocurre. Me imagino que no soy yo.
Que estoy fuera. Observo toda esa lujuria
a distancia. Me desdoblo.
Y te deseo. Y deseo ser ese hombre que te besa.
Al que besas. Ese mismo cuerpo envenenado.
Tomar parte del banquete.
Fotografía: Man Ray
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