Si no puedo salir a la calle
sin las gafas ni las prótesis,
sin algún disfraz apropiado
a las circunstancias,
entonces no soy más real
que esos adjetivos.
Si trafico con palabras
y discursos en la boca ajena,
y si se contaminan
con números esporádicos,
entonces equivalen
al temblor de mi piel.
Si sangra el corazón
como le corresponde
y si se vacía la morada
en su horario regular,
a mí que no me pidan
explicaciones.
Hace ya mucho
que deseo habitar
únicamente
todo lo que me habita
con recíproca
dilección.
Fotografía: Anna Blanch Llovera
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