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ateo poeta

 

El avión se sumerge en la nube. Perdemos visibilidad. Las turbulencias golpean el casco exterior y se perciben dentro del fuselaje. (El límite del aislamiento de esta cápsula.) Estoy tranquilo. Solo un leve mareo. ¿Para qué tantas molestias? Aquí, a tantos miles de pies de elevación. Hacer y deshacer la mochila, comprar billetes, confirmar la identidad, el control policial. La vida puede ser más sencilla, seguro.

 

¿Cuál es el motivo cada vez? ¿Es posible disfrutar del trayecto si te ataca el sueño, la inquietud, las distracciones? Hay dos niñas gemelas celebrando su fiesta. Conocer el mundo. Esa imposible ambición.

 

La mecánica de las alas. (Soberbias alas siempre desplegadas.) Los motores poderosos. El tren de aterrizaje. Los neumáticos. Pueden fallar, sí, pero ocurre en pocas ocasiones. Ya no me causan aquel pavor infantil. Miro con insistencia cómo se flexionan los alerones y pienso también en cuáles serían las últimas palabras de quienes sufrieron accidentes aéreos y en el enorme salto histórico de estos ingenios que nos suspenden en la atmósfera, que nos precipitan al vacío. (Obras de arte, por qué no. El futuro ya está aquí. Y no es la felicidad, precisamente.) ¿Qué pensarán ahora mismo los pilotos y cada miembro del cuerpo de azafatas? ¿En qué idioma?

 

Aún estoy insomne. Desconozco el poema que advenirá hoy. (Devenir, invocar, insinuarse.) Se han secado las gotas de agua en la ventanilla y sobrevolamos islotes. Islas unidas por lo que las separa o por erupciones naturales, lenguas de tierra, o mediante puentes y barcos. El sudeste asiático. La lentitud desde aquí arriba. Una pura ilusión óptica. Un exceso de movilidad consigue que desparezca el suelo bajo tus pies. Ahora. ¿Quién soy sin suelo? ¿Cómo he llegado tan lejos? ¿Qué haré en el lugar de destino? ¿Es esta una buena forma de envejecer o, simplemente, de seguir viviendo? ¿Marca el amor un precio demasiado alto?

 

Continúo con la lectura en inglés. Es sobre espacios y políticas. Me la aplico como una crema de manos: ¿Qué puede excitar mi reflexión y la rebeldía? ¿Dónde? Huir de los desiertos. Pero buscar refugios. También. Apacibles. Bellos y desbordantes de belleza, trance, tensiones. La permanencia no es menos agotadora.

 

Los cuestionarios de inmigración, el visado, que el pasaporte no expire antes de seis meses. De un azul intenso, estival. Abajo. Punteado por manchas blancas. Condensación. Metáfora. El océano.

 

 

Fotografía: Chema Madoz

 

 

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