Mario, pasados sus 19,
acaba de estudiar
sus ininteligibles fórmulas
de química.
Luis, ya próximo a los 18,
leía a ratos el libro
que le sugerí ("Soldados
de Salamina") cuando no
navegaba por las
telarañas virtuales.
Ahora juegan al Trivial Pursuit
"Genius Edition" y dicen
que es para viejos porque
yo recojo los rebotes
de sus fallos mientras
indago en qué lugar
del mundo iré a dar
con mis huesos.
No comemos turrón
ni hay luces estridentes
a modo de enredaderas.
No hay nada que celebrar
excepto estos momentos
en los que su alegre
juventud aplasta
sin compasión
toda nostalgia
del futuro.
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