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ateo poeta

 

Mis musas

son de carne y hueso.

 

Me visitan si cocino para ellas

hasta la saciedad.

 

Son golosas. Van a su aire.

 

Desnudan mis artificios

y torpezas. Aletean. Cumplen

su misión.

 

El amor, insisten, es perecedero.

 

Debería acostumbrarme

a la intemperie.

 

 

Fotografía: Chema Madoz

 

 

 

 

 

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