Se acabó el verano
y todo vuelve a la normalidad.
Herpes en la comisura de la boca
hambrienta de luz.
La agonía de lo lejano y doloroso
como polvo de estrellas.
Arrancarme la piel a tiras
por no saber, no decir, clausurar.
Hacen falta cereales, amor, leche.
Que las sirenas, el humo grueso,
la noticia, el cuadrilátero de esparto
no obstruyan.
Concentración. El silbido púrpura
de la brizna.
El mérito de persistir. La conciencia.
Vapulear a la sombra de la sombra
de la derrota porque no
eres tú -aunque llame dos veces.
Extrudir las astillas metálicas.
Dejo que lo ordinario
siga su curso y apunto ahí
donde interfiere.
Ilustración: Gustavo Vega
0 comentarios