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ateo poeta

 

 

La enfermedad del amor contingente.

Lo que dicen sin rencor

de lo volátil

y de las obstinadas afinidades.

 

Me dirijo a una arteria, al fenecer

de la luz del día. Hay espigas,

 

racimos, una nube de polvo

y hechos a descifrar. Mutismos.

Involuntario quemar del tiempo.

 

Escindir, arar.

 

Que tu rostro no soslaye

esta canción.

 

 

Fotografía: Sebastiao Salgado

 

 

 


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