Qué dulces y salados los pechos jóvenes
que nutren la resistencia a la gravedad.
Amo las caderas suspendidas en el cielo.
Aceite y orégano fresco ungiendo sus labios
y la promesa de lo real.
Se extingue la noche cálida
en vecindad con el solsticio y la edificación.
Fotografía: Russell Tomlim
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