Es tiempo de continuar sin que merme
el espíritu, en la veta blanca, con la claridad
mojando los labios.
Que no haya hermanos menores entre
los días de la semana.
Que cedamos el paso, las prisas, la ambición
desmedida, la antorcha olímpica.
Hay una libertad sin nombre
apenas musitada por las fresas salvajes
y las cigarras del verano y las mimbreras y los cerezos
maduros que me incitan a seguir este
u otro camino.
Es leve y persistente.
Lo que transportan las aguas del azar
que bebes a diario.
Fotografía: Sára Saudkova
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