El programa de radio comienza
con una ingeniosa presentación. El locutor
se acomoda en mi sala de estar, observa
el mundo por la ventana y añade música
a los cereales del desayuno. Como si no
pasara el tiempo: retornos subrepticios
a mi juventud. Escuchar lo que conmueve
e intriga: canciones que se bifurcan,
bandas sonoras para un régimen
de soledad no permanente. Son mis
costumbres. Este método resulta muy
beneficioso para el aire doméstico.
Lo que más añoro es bailar
contigo.
Fotografía: Sára Saudkova
El programa de radio comienza
con una ingeniosa presentación. El locutor
se acomoda en mi sala de estar, observa
el mundo por la ventana y añade música
a los cereales del desayuno. Como si no
pasara el tiempo: retornos subrepticios
a mi juventud. Escuchar lo que conmueve
e intriga: canciones que se bifurcan,
bandas sonoras para un régimen
de soledad no permanente. Son mis
costumbres. Este método resulta muy
beneficioso para el aire doméstico.
Lo que más añoro es bailar
contigo.
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