La esperanza solo nace en la lucha.
En el transcurso. En el seno. En la magnitud singular
de cada lucha.
En el corazón generoso
que da la batalla pero continúa creando
y dando a luz
la vida necesaria.
Llevo días obsesionado
con esa idea.
(Sin aprioris. Sin ningún fanatismo bélico ni sed
de sangre -luchar
es erigir diques y detener
la administración de la muerte
súbita
o dosificada.)
¿Qué construiremos desde el ojo impredecible
de esta turbulencia?
Nudos en la garganta.
Acordar.
Espero a que tú te pronuncies. Espero al escrutinio
de ángulos, trayectorias, variaciones. Desarraigar
la dominación. Un afán
de sistema bastante humilde,
como se ve.
Esta máxima, en fin, me resulta útil para
la política no menos que para
el amor.
Fotografía: Iwase Yoshiyuki
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