La decepción puede tornarse
en erotismo,
en escrutinio del marfil,
en el eterno cincelado
de la roca
o como erosión
por la espuma insomne.
En su curso subrepticio:
todos los afluentes de amor,
con su distinto signo,
que rehúsan la cínica
o lírica
encriptación.
Hasta que brota o se encarna
taxativo,
sin apelación posible,
nutriendo al hueso,
trópico,
ventral,
curvilíneo,
profanador,
donante de la misma sangre
que anhela en reciprocidad
(tan narcisista),
o se desangra.
Nada puedes asir del todo,
retornará la sed.
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ateopoeta -
Mira -