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ateo poeta

 

 

El precio del billete para el tranvía

es barato, un anacronismo.

 

¡Suban rápido, no se pierdan esta pieza de museo!

 

Les transportará al estómago insaciable

de las finanzas. Contemplarán sin vacilación

 

los mensajes luminosos

en las catedrales de oficinas.

 

No paguen más por menos.

 

Irán a paso de tortuga pero enseguida

darán alcance

 

a los artículos más apetecibles,

los chefs y gourmets de talla internacional

 

una vida en colmenas

y abigarrada

con aire acondicionado.

 

Y si giran la cabeza en el momento justo,

con un poco de suerte la perspectiva

les brindará

 

la fragancia caducada

de la bahía Victoria.

 

 

Fotografía: Fan Ho

 

 

 

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