Al otro lado
La premiada película “Al otro lado” (Fatih Akin, 2007) es un magnífico relato de tres relaciones padre-hijo (dos, más exactamente, de madre-hija) con sus atractivos entrecruzamientos y casuales coincidencias. De fondo se halla un interrogante crucial acerca de la segunda generación de emigrantes turcos en Alemania y las relaciones con Turquía desde las contradicciones internas de este país y de todos los personajes que componen la trama. El padre de Nejat, Ali, ha salido adelante en Alemania pero al final de su vida se encuentra solo y la forzada relación que mantiene con una prostituta, Yeter, provocará su expulsión a Turquía. Su sombra de soledad y abandono se cierne sobre su hijo que ha abandonado las clases en la universidad, hacia las que no sentía especial devoción, abriendo una librería alemana en Estambul. Nejat llega a esta ciudad con la excusa de ayudar a la hija de Yeter, Ayten, de la que apenas sabe un par de cosas. Lo mismo que ella con respecto a su madre, a la que imagina trabajando en una tienda de zapatos y a la que acude a buscar huyendo de la policía turca por causa de su militancia política. Pero Ayten será pronto extraditada y encarcelada en Turquía, desatando que su amiga alemana, Lotte, vaya a buscarla, y, tras ella, la madre de ésta, Susanne. Estas búsquedas mutuas y desesperadas, y los consiguientes desencuentros dejan una sensación de angustia constante, acentuada por las muertes, o su acecho, que se van sucediendo. Sin embargo, la atmósfera luminosa y cálida es engañosa, presentando esas pérdidas de forma inesperada, pero como si fueran naturales de acuerdo con el marco de inseguridad que atraviesa todo el ambiente en Estambul y en la Alemania en que viven los turcos. La intensidad de cada gesto y de cada plano ayudan a sumergirse en un crisol en el que el azar ha repartido injustamente la supervivencia. Y no todos los supervivientes tienen tiempo para reconocerse.
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