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ateo poeta

Puede ser que la felicidad sea eso

Puede ser que la felicidad sea eso

 

Traspasar la superficie, los espejismos

de la rasante, y auscultar los regalos de la

naturaleza, la vida ingrávita y coralina que

inunda nuestra percepción, los corpúsculos

tamizados del mediodía. De acuerdo al fluir

de las densidades, al gemido de las ballenas:

entregarnos una porción de tiempo como

dueños de nuestra deriva, de finísimas arenas

y nada, el lecho de nuestra procreación,

respirar, sorber el oxígeno frugal mientras se

ensortijan nuestras lenguas y cabellos.

Al cabo de las simas y de las chimeneas

tectónicas, arrastrados zalameros por los

sueños de agua, sin gobierno posible de esta

efímera inmortalidad, la emergencia a los

cerezos en flor, al incienso de nuestra piel

que atesora preciosos minerales y néctar,

coordenadas imprevistas, la espuma salada,

la dilecta navegación.

 

 

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