ardiente (III)
SONETO VOTIVO
Te adivino oscurísima en la hondura
que al cabo de tu vientre se escabulle;
entre tus muslos mi fervor intuye
la noche en vela de la selva oscura,
la salvaje quietud de su espesura,
su pantano que todo se lo engulle,
su sombra alzada para que farfulle
mi dicha en el pavor y la locura.
Pues invenciblemente me obsesiona
la incultivable y tenebrosa zona
que apartando tus piernas miraría
en su acre lujo, en su madurez ardiente,
donde sé que eres negra abismalmente,
ciega verdad donde anegar la mía.
Tomás Segovia, Noticia natural
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