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ateo poeta

ardiente (II)

ardiente (II)

 

Subes del mar, entras del mar ahora.

Mis labios sueñan ya con tus sabores.

Me beberé tus algas, los licores

de más escondida, ardiente flora.

Contigo no podrá la lenta aurora,

pues me hallará prendido a tus alcores,

resbalando por dulces corredores

a ese abismo sin fin que me devora.

Ya estás del mar aquí, flor sacudida,

estrella revolcada, descendida

espuma seminal de mis desvelos.

 

Vuélcate, estírate, tiéndete, levanta,

éntrate toda en mi garganta,

y para siempre vuélame a tus cielos.

 

 

Rafael Alberti, Canciones para Altair

 


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