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ateo poeta

 

Alzarse hasta una cota elevada

para alejar la violencia del amor.

 

Desde el promontorio sin alma

arrojar las cenizas de lo que no seré

ni por mor del azar.

 

En su siesta, los pájaros de las sombras.

Es el turno de quienes vuelven

al umbral del tiempo,

raudos e instintivos, sorteando

la lluvia y la transparencia.

 

Difuminado el proyecto, derogada

la pátina de la concurrencia,

abstraído de lo inefable,

 

aglutino la historia a cubierto

del follaje caduco.

 

 Ilustración: Juan Carlos Mestre

 

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