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ateo poeta

 

En los bancos donde se apaciguaban los

lamentos nos esperaba Jimi Hendrix con

sus plumas indias trazando la señal de 'no

hay futuro' y todos los espectros de Tompkins

Square Park presenciaban la dilatación del

diafragma que da a luz una temporalidad

nueva, si es que un rostro nuevo no fuera

un espejo más de la reproducción, como la

usura de Wall Street se despliega en cada

planta metálica ascendiendo hacia un vacío

exclusivo para el dominio abstracto y la

muerte a distancia, donde el personal de

mantenimiento y el de seguridad también

quema sus horas de revuelta, y el crepúsculo

tiñe el hambre en un parrilla mexicana, las

conspiraciones llevan los labios pintados

con la sangre roja que nos entregamos a

la vez, en la breve turbulencia, en lo

invisible que remite, tal como ahora te

recuerdo.

 

 

 

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