Despierto a la luz de esas naranjas
que me recomendaste orladas con
una miel negra de brezo, y huele a
mañana fresca de mayo, a rosas
lejanas, a tu presencia curva en
la memoria.
Con tantas fisuras en el iris maduro
ya no soy pesimista ni optimista,
aunque te invoco con la fidelidad
del presente, esperando las notas
de pimienta en la golosina de tus
besos anhelados.
Eres como el agua nueva en estado
impredecible, me surtes de la alegría
pectoral y del nado salino, de la elipsis
insomne por los coletazos de un
deseo añil. Estás en la metáfora,
vienes como un puente levadizo.
¿Bailas?
Ilustración: Aleka
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