dos poemas de Ana Vega
establecer en la cotidianidad de lo más íntimo, cercano
la rebeldía del animal herido
instaurar en la realidad un nuevo concepto
de vida desde las uñas hasta los dientes
(…)
la oscuridad lo invadió todo, un cuerpo permaneció en pie
junto a otro cuerpo, vieron la salvación en ese instante en que
la vida vence a la muerte por un segundo cuando uno alcanza a
empujar con cierta violencia una parte de su anatomía sobre el
otro. quizá vinculación sagrada o unión que paraliza el mundo
pero por un escaso margen de tiempo nunca el suficiente jamás
capaz de vencer la muerte tan sólo de paralizar su avance por
el choque inevitable de un golpe extremo de belleza algo que
sólo un cuerpo puede lograr frente a otro cuerpo
Ana Vega, Herrumbre (2012)
Fotografía: Sonia Marpez
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