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ateo poeta

 

No sé si sumarlo a los derechos humanos

o a la no menos controvertida relación

de las necesidades básicas,

pero se me antoja que ese cuarto oscuro,

ese refugio como una sala de cine

o como la contemplación de los nombres

de cada belleza desnuda en una floristería,

ese tiempo perdido y mosaico

que alberga toda evasión,

se lo merece.

 

Fotografía: Julia D. Velázquez

 

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