Hoy quería escribir sobre esta
"incierta vanidad de seguir"
que señalaba Cortázar, sobre estos
tiempos aciagos, sobre los azotes
que nos propinan quienes
nos mal gobiernan, sobre las oscuras
persecuciones que se reiteran
cíclicamente, como bucles insaciables,
sobre el innombrable papel del amor
en todo esto y, sin embargo, tan sólo
me he quedado absorto y circunspecto
al ver las huellas de los pies del gato
-pies, sí, porque también nosotros
metemos la pata- sobre la portada
blanca de ese libro de Zurita que
se titula Zurita, como si un ser sigiloso
y amable -pero también ascético y
confiado igual que todo animal mudo-
quebrase con su orgullo tanto
inmaculado silencio.
Grafito: Mobstr
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