¿Sabremos morir?
Con mayor exactitud:
¿sabremos morir de amor
metafóricamente
hablando?
¿Qué hemos aprendido
de cada desengaño,
de cada amor no correspondido,
de los fracasos consecutivos
erosionando una y otra vez
el acantilado de nuestras
torpezas?
¿Dónde están ahora ese fortín
en el desierto, esas simas
inagotables,
embriagadoras,
prístinas,
surtiendo los jardines
solitarios?
¿Por qué se disipan tan rápidas
las minúsculas e insólitas
regiones de dicha,
por qué tanta verdad
arrojada como alimento
de las bestias?
¿Debemos aceptar esa inercia
inevitable, abrigar
las fases de la luna
y dejarnos llevar
por las corrientes
y vanas constelaciones?
¿Y a qué bocas va a parar
el dolor desnudo,
quién puede vivir
sin transfusiones
sanguíneas,
respiratorias,
inflamables?
¿En qué momento le otorgamos
tan absoluto poder
a estas ateridas y gélidas
palabras?
Fotografía: Vaclav Chochola
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