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ateo poeta

 

Prefieres que maduren,

que se destile su dulzor.

 

Atesoras esos secretos, gérmenes:

 

en la cavidad,

en la sonrisa a resguardo,

en tu voz reluciente.

 

Ponerlos a prueba, calibrar

su desempeño.

 

Así procede con su camada de ojos

sin abrir,

la parturienta,

 

así, no menos, con la colección

de ejemplares delicados.

 

De una felicidad sin urgencia,

de un cultivo sigiloso, se trata.

 

Fotografía: Henir Cartier-Bresson

 

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