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ateo poeta

 

A pesar de los contratiempos

y de las bajas temperaturas:

no claudicar,

no sucumbir

al vacío lúgubre

del desamor.

 

No dejar de ser el agua dulce

reunida en su extremo

con la lengua de mar.

 

Adherirse a las miniaturas

refulgentes que permiten

cruzar el mediodía

y la placidez

vespertina.

 

Admirar el magisterio

de los antagonismos

o de las inocuas

desavenencias:

siempre anhelar

formas más gratificantes

de un lúcido amor.

 

Fotografía: Henri Cartier-Bresson

 

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