Cada vez que recuerdo
tus orgasmos cósmicos
expandiéndose
por todos los rincones,
penetrando su clamor
sin atributos
-quintaesencia del verso-
por todos los puntos
de mi cuerpo abierto
de par en par,
receptivo a tu aliciente
como un neonato,
abatido por el poder
de tu verbo infinitivo
y por el temblor
de lo incontable,
me troncho de risa
con todas esas
ridículas leyendas
y épicas acerca
de la masculinidad.
Fotografía: Cintia Massafra
0 comentarios