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ateo poeta

 

Me maravillan esas mujeres

que después de finalizar

un arduo crucigrama

o de completar con éxito

una sopa de letras,

jeroglífico o autodefinido,

arrugan el papel y lo lanzan

satisfechas a la basura.

 

Metáforas y comparaciones

a este respecto son odiosas,

como bien se sabe.

 

 

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