Me maravillan esas mujeres
que después de finalizar
un arduo crucigrama
o de completar con éxito
una sopa de letras,
jeroglífico o autodefinido,
arrugan el papel y lo lanzan
satisfechas a la basura.
Metáforas y comparaciones
a este respecto son odiosas,
como bien se sabe.
0 comentarios