Y entonces frenar,
bajar el ritmo,
recluirme
y perder el tiempo
a mi antojo,
escuchar
mi propia voz
y llevarle
la contraria,
investigar
en esos textos
deslumbrantes,
recordar
que la vida social
se debe
a su justa medida,
decidir
en qué nueva lucha
mis fuerzas
hallarán sentido,
acordar
por unas horas
un armisticio
con el silencio.
Fotografía: Lewis Hine
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