Me intento acercar
al hueso que te sostiene,
al centro de tu marea
en calma, a los propósitos
que no vas a postergar más,
a la ternura de tus gestos
involuntarios esparciendo
su aroma por mi mirar
insaciable.
Confío en que tú procedes
de la misma manera.
De lo que nadie nos previno
es de las reglas de este juego:
damos dos pasos adelante
y una extraña fuerza
nos hace replegarnos
uno para atrás.
Fotografía: Ana Nieto
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