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ateo poeta

 

Saboreo

cada una de las letras

de esos conceptos

sagrados,

esos valores últimos

y grandes ideales

que han inspirado

las luchas

más admirables.

 

Lo que no soporto

es la vaguedad

del relato,

el uso indiscriminado

de palabras hueras,

el ardid

del privilegiado

y el olvido

de quien sufre

todo el peso

de la pirámide.

 

Por eso es difícil evitar

un regusto amargo

después del banquete.

 

 

Ilustración: Agnes Martin

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