Narramos la historia
asfixiada, la sigilosa,
aquella que dio sus frutos
y pequeñas victorias.
Sólo para alentar
los ánimos rebeldes
de sucesivas
generaciones.
Por más que nos lean
algunos opresores
o sus intelectuales a sueldo,
nada impedirá
que los volvamos
a pillar por sorpresa.
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