Una mujer mayor
y triste
se nos acerca
a vendernos
pañuelos
de papel.
Casi nadie
le compra
y todos siguen
tomando su café
y conversando
envueltos
en humo.
Fuman mucho
en los bares
de Atenas.
La señora
descansa
en una mesa
esquinada,
pensando
en el dinero
que le queda
hoy
en el bolsillo
y nos mira
como un juez
impotente
para ejecutar
su sentencia.
Fotografía: Constantine Manos
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