Con qué facilidad
nos dejamos
arrastrar
por la cabeza
de la tormenta.
Es una suerte
que a su paso
deje más rastros
fértiles
que señales
de la devastación.
Con qué facilidad
nos dejamos
arrastrar
por la cabeza
de la tormenta.
Es una suerte
que a su paso
deje más rastros
fértiles
que señales
de la devastación.
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