Amarse,
incluso de la forma
más salvaje,
no es suficiente.
Nos exigimos, además,
una sublime
representación
de las más perversas
fantasías.
Fotografía: Martine Franck
Amarse,
incluso de la forma
más salvaje,
no es suficiente.
Nos exigimos, además,
una sublime
representación
de las más perversas
fantasías.
Fotografía: Martine Franck
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