Bastan unos pocos días
claros y diáfanos
para retener en la memoria
un territorio,
su plano general
y sus principales accidentes
geográficos.
Los días grises,
la bruma coronando
los edificios
y el manto helado de la nieve
se empeñan, sin embargo,
en arruinarnos la lección.
Ilustración: Armelle Caron
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