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ateo poeta

 

Ahora que empezamos una nueva etapa,

conviene prepararse

para lo que pueda suceder, dando por hecho

que partimos con la ventaja

de anteriores entrenamientos.

 

Habrá que aceptar la presencia

de un vecindario abundante y conocer

la proporción estimada de quien sonríe

sin grandes sacrificios.

 

Aún no me imagino qué reacción

nos suscitará la compañía

de los tiburones rondando y el acecho

de las serpientes tropicales.

 

La humedad relativa del aire, tal vez,

impulse la libido hasta límites

insospechados.

 

Por muy lejos que nos hallemos, es

obvio, persistirán los mismos desafíos

que conocemos de primera mano:

 

domar las tormentas eventuales, mantener

incólumes los minerales preciosos y lograr

que ninguna rutina despierte las alarmas.

 

Estos cambios de perspectiva no van

a detener el paso del tiempo de igual manera

que la lozana juventud continuará

ejerciendo su resistencia.

 

La belleza, a buen seguro, aprovechará

la oportunidad para manifestarse

en las apariencias más inverosímiles:

 

tan sólo dependeremos de nuestros apetitos

para seguir descorriendo velos.

 

Como siempre, el futuro contigo se presenta

apasionante a juzgar por el excedente

de cosechas anteriores.

 

Nada indica la necesidad, pues,

de consignar desmedidas proyecciones.

 

 

Ilustración: Armelle Caron

 

 

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